jueves, marzo 14, 2013



La vendedora de amorcillos
   
   (de Joseph- Marie Vien 1763)

La muchacha con voz de hambre,
tez pálida de sueño y luna,
en los ojos secreta súplica,
vende trocitos de arte:
su cesto de amorcillos regordetes,
rubios y sonrosados, unos,
otros, desnudo nieve,
para hacer realidad los sueños,
para quitarle peso a la belleza.

En mitad de la noche,
cuando las flores piensan sus colores,
pienso en la vendedora de amorcillos,
que nunca piensa en sí misma,
imagino su alfar
de ánforas y lucernas
entre hornos de humo y leña.

No tiene tiempo para flores,
nunca descansa,
manos rojas de arcilla y barro
los amasan con mimo,
los rescatan de siglos y barroco,
ponen alma en el óleo de sus alas.

Te compraré amorcillos, niña,
seca tu pena,
no llores..