Reconforta saber que el calendario de la primavera marca su ti-tac solemne, verde, imperturbable, en el Jardín Botánico y me adueño del perfume verde de sus paseos, del sonido verde de sus estanques, de los colores excitantes de sus jardines. Descubro los mil verdes nuevos de abril en sus caminos y en rincones que invitan a escuchar alegres trinos y escribir poemas. Los guardo en mi cámara. Dejo llevar mis pasos por los puentes del jardín de la isla, por el arroyo Peñafrancia, por el laberinto del bosque de hayas y robles. Ciño a mi cintura los caracoles de los nacientes helechos y me quedo en paz con la primavera.
Me gustan los colores del otoño, el sonido y olor del mar. Caminar por sendas de montaña o por la orilla del mar y tomar un café en buena compañía. Tengo la manía de permanecer cinco minutos más en la cama después de sonar el despertador.
lunes, abril 27, 2009
Verdes mil en el Jardín Botánico
(
Domingo 26 de abril) Hoy no tengo cuerpo de abril, porque en el aire se ha quedado enero, con su cara de tela de araña colgada de las nubes.
Reconforta saber que el calendario de la primavera marca su ti-tac solemne, verde, imperturbable, en el Jardín Botánico y me adueño del perfume verde de sus paseos, del sonido verde de sus estanques, de los colores excitantes de sus jardines. Descubro los mil verdes nuevos de abril en sus caminos y en rincones que invitan a escuchar alegres trinos y escribir poemas. Los guardo en mi cámara. Dejo llevar mis pasos por los puentes del jardín de la isla, por el arroyo Peñafrancia, por el laberinto del bosque de hayas y robles. Ciño a mi cintura los caracoles de los nacientes helechos y me quedo en paz con la primavera.
Reconforta saber que el calendario de la primavera marca su ti-tac solemne, verde, imperturbable, en el Jardín Botánico y me adueño del perfume verde de sus paseos, del sonido verde de sus estanques, de los colores excitantes de sus jardines. Descubro los mil verdes nuevos de abril en sus caminos y en rincones que invitan a escuchar alegres trinos y escribir poemas. Los guardo en mi cámara. Dejo llevar mis pasos por los puentes del jardín de la isla, por el arroyo Peñafrancia, por el laberinto del bosque de hayas y robles. Ciño a mi cintura los caracoles de los nacientes helechos y me quedo en paz con la primavera.
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2 comentarios:
La foto y el comentario, maravillosos. Los verdes nos penetran rodeándonos con toda su luminosidad. Las aguas son más nuevas y cristalinas; las hojas, ramas y flores se espabilan recién lavadas. Adios invierno. Bienvenida primavera y ganas de vivir.
Besos
¡Qué bien lo cuentas, Loli! Lo disfruto aunque no pude compartir con vosotros este rato estupendo. Este fin de semana me desquitaré y espero disfrutar verdes a tope.
Un beso.
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