Los ciegos de Maeterlinck
En sus ojos no hay amaneceres,
Habitan las alcobas de la noche,
Caminan detrás de su miedo
Y su tiniebla,
Guiados por el bastón de la luna,
O las manos del sol
En los zapatos de la ceguera.
No conocen la isla en la que mueren,
Ni los acantilados que la rodean,
Ni el mar agitando sombras,
Sólo huelen las flores en el viento,
Las hojas secas y la tierra
Y la tierra…
Sólo tienen derecho a morir
Escuchando el viento del norte,
La nieve, los pasos de la muerte,
La tormenta.
Sólo oyen los hielos romperse
Bajo las olas
Y las hojas muertas
En la oscuridad de un bosque eterno,
Donde oyeron las estrellas.
En sus ojos no hay amaneceres,
Habitan las alcobas de la noche,
Caminan detrás de su miedo
Y su tiniebla,
Guiados por el bastón de la luna,
O las manos del sol
En los zapatos de la ceguera.
No conocen la isla en la que mueren,
Ni los acantilados que la rodean,
Ni el mar agitando sombras,
Sólo huelen las flores en el viento,
Las hojas secas y la tierra
Y la tierra…
Sólo tienen derecho a morir
Escuchando el viento del norte,
La nieve, los pasos de la muerte,
La tormenta.
Sólo oyen los hielos romperse
Bajo las olas
Y las hojas muertas
En la oscuridad de un bosque eterno,
Donde oyeron las estrellas.