lunes, octubre 20, 2014

Senda del Arcediano


 Pasando el desfiladero de los Beyos
( en dirección sur y contraria al curso del río Sella) se disfruta un paisaje de admiración: bosques mixtos de roble albar, arce, fresno y tilo, a ambos lados del desfiladero  paredes rezumantes tapizadas de abundancia de musgos, fuentes, manantiales.
Después de pasar el pueblo de Oseja de Sajambre, el autobús nos deja en el puerto del Pontón (1300m.), en las proximidades del nacimiento del Sella, para hacer a pie el recorrido de la histórica senda del Arcediano, por la que los vecinos del valle de Sajambre transportaban en carros de bueyes en el S.XVIII
un óxido de hierro (almagre) a los pueblos de la
meseta y los traían cargados de vino y trigo.
Esta senda es de singular belleza por sus densos
hayedos y robledales que quedan retenidos en la
paleta de colores del otoño y por las espectaculares
vistas de todo el valle desde el mirador de Verrunde.

En Soto de Sajambre es muy interesante la visita
de la Escuela Pública que mandó construir Félix
de Martino en 1906, un edificio sólido de piedra
que destaca sobre el caserío, para niños y niñas,
que funcionó hasta 1985.
Está equipada con sus muebles y materiales originales:
mapas, láminas de ciencias, libros, atlas ...
de un valor extraordinario.

jueves, octubre 02, 2014

No conozco Lisboa

NO CONOZCO LISBOA 

Conozco las estrellas de sus noches,
la luz de sus mañanas,
el sol de sus ocasos.
Lo sé porque me lo contaron,
porque me lo imagino,
pero no la conozco,
no quiero imaginar Lisboa.
Ahora que fondeas mi alma
y te amarras al muelle de mi mano
quiero verla contigo,
habitar sus doradas aguas,
contemplar sus tejados
que esperan el recuerdo de la niebla
y de ese sol que nace tan despacio,
soñar en la quietud del Tajo
(donde el mar desemboca)
con la ropa a secar en las ventanas
en casas amarillas de Edad Media,
con orillas de fados y lamentos
que acumulan nostalgias,
con fachadas azules de azulejos
en rúas de adoquines
que miran en silencio
el bullicio de Alfama,
con los versos cansados de Pessoa
en café A Brasileira
donde siempre acompaña.
Lo sé porque me lo contaron,
no conozco Lisboa
ni quiero imaginarla.
Ahora que la tarde cae hermosa
lo que tengo que hacer
es callar.

Octubre 2014