lunes, noviembre 27, 2006

Puente Romano en Zamora




Río Duero, austero y señor
enjoyado por el puente romano
a su paso por Zamora.
Grandes poetas han cantado en sus poemas la humildad de su belleza, cuando es jóven y cuando se rinde en el mar.


( imagen tomada con una luz de otoño al atardecer)
Este romance de Gerardo Diego es admirable


Río Duero, río Duero
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
Gerardo Diego

miércoles, noviembre 22, 2006

Batalla de Arapiles

Romance de la batalla
de Los Arapiles

Fue en mil ochocientos doce
Cuando Wellington avanza
Contra las tropas de Marmont
Que en suelo español atacan
Porque José Bonaparte
Quiere reinar en España.
Contra el asedio imperial
Madrid se levanta en armas
La escena que pinta Goya
Es de una crueldad macabra.
Después de perder Bailén
Y que Cádiz no es tomada
La guerrilla popular
Se une a la fuerza aliada,
Con Julián Sánchez “El Charro”
Bravos de tierra labrada
Y el ejército francés
Fue vencido en cruel batalla
En los montes de Arapiles
Muy cerca de Salamanca.
Los españoles ganaron
La Independencia se llama
No quisimos ser franceses
José Primero fracasa.

martes, noviembre 07, 2006

Leer el Paisaje


Versos en el Jardín Botánico
Nuestras palabras sonaron con el canto de los pájaros, nuestros versos brillaron con los colores del otoño, nuestros poemas se integraron en el paisaje del Jardín Botánico y enhebraron a los paseantes con las emociones de lo escrito y lo sentido, en una atmósfera de armonía y sosiego, creando una simbiosis perfecta entre la palabra y su expresión.
La estampa no podía ser más evocadora: una mañana de sol otoñal, en plena naturaleza, disfrutando del recital al pie de un hórreo.
Con los poemas de José Hierro y de Gioconda Belli y los versos cantados a la guitarra de Victor el paraíso se vistió de gala.
Seguiremos el próximo mes de diciembre con la actividad "Leer el Paisaje" y junto con nuestras propias creaciones se citarán los versos de Mario Benedetti y de Cristina Peri Rossi.
Qué satisfacción se digiere en el estómago del alma cuando el corazón de las palabras late con este ritmo de equilibrio sosegado . Siempre conservaré en la memoria el incienso de este recital.