miércoles, enero 11, 2012

Santander nos convoca

Bahía de Santander



Los párpados azules de las olas
se cierran entre orillas asustadas
de belleza, crepúsculo y bahía,
llegan sin prisa
soñando con la luz oblicua
de un sol huérfano y frío de diciembre,
se posan en las huellas de la infancia
y con música de agua
hablan de vacaciones, juegos, playas.


Murmullo repetido
arrastra nuestras voces
con restos de maderos y nostalgias
y vuelve con un tiempo que fue nuestro,
tiempo anclado entre dos orillas.


Un atardecer malva de horizonte
pone color de invierno a cada instante
y brillo enrojecido en la mirada
desde Pedreña a Puerto Chico:
costas, embarcaderos, grúas, barcas,
La Magdalena, Somo,
El Puntal y Loredo.
Como conchas de vida
amontono en la arena
de mi alma prisionera entre dos orillas.

Enero 2012

Todos los años nos reunimos los hermanos para pasar Nochevieja y Año Nuevo juntos en Santander, como hacíamos cuando vivían mis padres y lo pasábamos tan bien... Muchas veces se unen también  los hijos y los nietos, manteniendo viva la tradición y la memoria. Yo me siento feliz esos días y doy las gracias a todos por hacer el esfuerzo de desplazarse largos viajes.






Cuando caiga la noche en mi sueño de agua, no me interrumpas. Estaré buscando una orilla.

7 comentarios:

desde cantabria dijo...

Maru, simplemente precioso, me haces ponerle el sonido de fondo al bullicio familiar que ensordecía la navidad, me remueves las entrañas del recuerdo... esa bahía siempre nos ahogará el corazón.Un beso...¡artista!.

Leoncio dijo...

Muy bonito, Maru.
Es verdad que ahora la vista de Santander, desde el otro lado, parece nueva. Quizá porque siempre fuimos de la capi y toda la familia y las reuniones. Las obligaciones y la devociones, todo estaba ahí. Que tiempos... Ahora verlo de lejos, del otro lado, que extraño resulta. Porque en verano, aunque siempre fuimos del Sardinero, a veces, haciamos alguna escapada con sombrilla y tortilla de patata al puntal. Pero en invierno, no lo conociamos en nuestras reuniones, hasta ahora. Y todo ha resultado muy bien. Pues el mar, en ausencia de tantas cosas, impone su presencia.
Seguiremos acudiendo.

Anónimo dijo...

Precioso y entrañable. Produce un "poco" de añoranza.Espero leas este comentario de una "cantabrona" que pasó muchas horas en la esquina entre San José y Santa Clara

Mariadolcas dijo...

Gracias a todos vosotros que lleváis de alguna manera Santander en vena y en los ojos de la añoranza y que tanto nos une en tierra y agua.

Mariadolcas dijo...

Acabo de visitar tu ventana de la luna y me he emocionado. Santander para nosotros es palabra que evoca seres muy queridos, vivencias imborrables y tiempo fuera del tiempo. Gracias por recordárnoslo.

Un beso enorme. Chús.

Mariadolcas dijo...

Maru ya me he puesto al día de tus nuevas aportaciones. Es curioso
cómo ocupamos todos nuestro tiempo en actividades tan diversas.
Que sigáis celebrando siempre esas reuniones familiares.
Un abrazo.
Andrea

gaia56 dijo...

la bahía de santander tiene en tí una ardiente defensora; tu poema lo trasluce y los demás lo vivimos.
Un beso.