Al árbol de la charca Te encuentro en mi camino de sol y trigo indefenso árbol, prisionero, como un héroe sin nombre, sin historia y sin medallas, retorciendo tus brazos extendidos en el aire espeso y lento, hundiendo tus pies descalzos en las aguas turbias de una charca, desafiando al tiempo sin memoria con los muñones de tus ramas. Me esperas desnudo y herido recordando la espesura de tu sombra evocando lo que has sido: tus hojas, tus brotes, tus nidos. Bajo un cielo de esmalte frío me convoca cada día tu imagen de coraje moribundo prolongada en un espejo de aguas mudas, húmeda de la escarcha del invierno cenicienta de heladas y musgo. En tu charca niquelada de luna quiero quedarme contigo, saber todo lo que has visto y tallar en tu tronco mi nombre para vencer juntos el olvido. Agosto 2007 |
Me gustan los colores del otoño, el sonido y olor del mar. Caminar por sendas de montaña o por la orilla del mar y tomar un café en buena compañía. Tengo la manía de permanecer cinco minutos más en la cama después de sonar el despertador.
lunes, agosto 20, 2007
Al árbol de la charca
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