Ayer, con un grupo de amigos, he tenido la ocasión de visitar la villa de Avilés , que otra amiga nos mostró con amabilidad y sabiduría y la impresión no ha podido ser más sorprendente y agradable: El encanto post-industrial que se está desarrollando, los espacios verdes y diáfanos de los parques, la recuperación de la ría con paseos en ambas orillas, rehabilitación de palacios barrocos y renacentistas del S.XVII, de edificios nobles, de viviendas con arquitectura vetusta, zonas peatonales en el casco antiguo recorrido de soportales...etc.
Es un destino que merece la pena pasear y disfrutar.
Puede parecer que el tirón definitivo sea debido a la creación del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, pero el resultado final es gracias a haber sabido consevar esos elementos arquitectónicos y urbanos que pocas ciudades han mantenido, tentadas por la modernización.
Cuando caiga la noche en mi sueño de agua, no me interrumpas. Estaré buscando una orilla.