Yo también grité emocionada ¡goool !con alegría eufórica.
Yo también canté campeones con los brazos en alto en la Plaza Mayor de Salamanca.
Pero sobre todo, sin entender ni sufrir ni disfrutar nunca el futbol con sus glorias y derrotas, yo también estoy orgullosa de los valores humanos que han demostrado, de unidad, del trabajo en equipo, todos arrimando el hombro y a una, del trabajo limpio y bien hecho, coordinado, racional, bien dirigido, bien planificado, unido a la sencillez (ninguno se siente más protagonista que otro), tenacidad y fortaleza de los jugadores (a prueba de golpes más que violentos), bajo la dirección técnica irreprochable y gran dimensión humana del seleccionador Vicente del Bosque.
Un entrenador de autocontrol extremo, de esfuerzo personal que no se desborda, que comprime sus emociones, que siempre es correcto y respetuoso con el adversario, muy al contrario de otros equipos y de otros seleccionadores.
Nos han transmitido vibraciones de orgullo para levantar los colores de nuestra bandera.