miércoles, marzo 02, 2011

Salar de Uyuni. El espejo más grande del mundo

En uno de sus viajes, mi hermano visitó el salar de Uyuni, situado a 3.650 m. de altura en el Altiplano de Bolivia, sobre la cordillera de los Andes. En los meses de verano, enero y febrero, está cubierto de agua, y el salar se convierte en el más grande espejo de la tierra.      
Me lo describió como un inmenso vacío que hace daño a los ojos, una claridad y trasparencia que no se sabe lo que es cielo o tierra , arriba o abajo. Si el día está claro, el azul del cielo contrasta con el blanco de la sal . Si el cielo está nublado, todo es igual. No se sabe en momentos si se trata de un sueño con pesadilla, un paisaje de otro mundo, una sensación extraña que cuesta  entender y racionalizar. Dice que después de una larga caminata, en la que nunca se acaba de ver el final, la monotonía del paisaje se impone y acaba por ser aceptado por la mente. Que te pasas mucho tiempo pensando sólo en Uyuni, en su aridez, en tanta blancura, tanto vacío, sin referencias, sin límites, sin nada. Nada.
 Le impresionó tanto que lo recuerda con especial memoria y yo, desde que me lo contó , creo que también lo he vivido.

 El poder que tienen las palabras hace estas cosas.                                    



3 comentarios:

E. Martí dijo...

Tienes toda la razón.
Vivan las palabras y su poder para cautivar.
Bss

gaia56 dijo...

He leído que este salar ha cobrado una especial relevancia por la concentración de sales de litio que tiene. Tambien he leído que este salar es tan grande que se observa desde los satélites y comprobé que en google eart se descubre la mancha blanca de esta inmensa superficie.
Disfrutemos del poder de la comunicación...
Un beso.

Leonardo dijo...

Pues sí. Así es. Un lugar en el que hay que pellizcarse para saber si es real o soñado. La enorme planicie blanca que procede de un remoto mar interior que la elevación de los Andes dejó convertido solo en sal. El recuerdo marino lo dan también las islas que emergen de su blancura. Y cuando andas sobre su superficie, como si se tratara de aguas en una especie de milagro bíblico, tienes cierto vértigo de pensar si de es verdad o no.
Yo creo que también lo he soñado.