jueves, junio 21, 2012


 

Vivir no es necesario

Qué inútil aventura
querer hacer camino
a una hora que no es plena claridad,
cuando cierran postigos y ventanas,
cuando el silencio extiende su dominio.
 Qué difícil pensar
que el agua ignore azules
de un mar con vocación de lienzo,
que se beba la lluvia
del vientre de las nubes.
 Qué imposible creer
el mito de Van Gogh,
la demencia enroscada en los pinceles,
en nubes de espirales
y campos agitados,
leyenda de una vida
de autorretratos sórdidos,
una estrella fugaz en lucha
entre el negro y el blanco.
 Pero es fácil creer
que aún conserve pintura entre los dedos,
perdure enfurecido
en trazos ondulantes,

que el desdén por la vida
y noches estrelladas
de Auvers-sur Oise
le santifiquen mártir de museo
porque lo que importa es crear.
 


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