El reloj de la Audiencia da la una,
viento húmedo en los álamos del río
y azules las colinas del Urbión,
mi corazón regresa a San Saturio,
entre desnuda roca,
perdido en tu dolor y tu amargura.
Es la una como siempre en el reloj,
monotonía en campos grises
y encinas pardas, mustias,
mi alma transita tus caminos,
caminos que tú hiciste tarde a tarde,
verso a verso,
con Leonor y paisaje de la mano.
Cuando el reloj da la una,
hoy, siempre y todavía
los álamos del Duero en la ribera
lloran tu soledad,
sueñan que más allá del mar
contigo van,
a ti me llevan.
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