Río Duero, austero y señor
enjoyado por el puente romano
a su paso por Zamora.
Grandes poetas han cantado en sus poemas la humildad de su belleza, cuando es jóven y cuando se rinde en el mar.
( imagen tomada con una luz de otoño al atardecer)
Este romance de Gerardo Diego es admirable
Río Duero, río Duero
nadie a acompañarte baja,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
Gerardo Diego