jueves, marzo 06, 2008

Gaudí, historia viva


Superficie de agua vertical

Me impresiona y me fascina el arte sublime, imposible, de belleza y fuerza únicas en el mundo, en las obras de Antoni Gaudí en Barcelona.

Gaudí manifestó desde muy joven un gran interés por las formas, los colores, la luz y la geometría procedentes de la Naturaleza, lo que le inspira un lenguaje rupturista e innovador. Aunque fue la máxima figura de la arquitectura Modernista, nunca siguió la estética del Modernismo de finales del s.XIX y principios del XX.

Entendía la arquitectura como un arte total, su creatividad se extendió a cada uno de los elementos que componían su obra, desde las barandas de los balcones a los tiradores de las puertas. Ablanda la materia, le da vida, movimiento, la transforma, la magnifica y la integra en su arte con una intuición de fantasía, y de superación mágica. Las superficies planas se deforman, se comban en fachadas ondulantes y adquieren valores milagrosos de ritmo y gravedad imposibles.

La decoración colorista (de lilas, violetas, azules, verdosos) produce un efecto deformante, como una superficie de agua vertical, en la Casa Batlló o las fachadas de piedra se distorsionan de modo insólito y tremendo como las pinturas de Van Gogh, en la Casa Milá, o los prodigiosos hierros forjados, dinámicos de los balcones, o las fantasías escultóricas y simbólicas de sus chimeneas maravillosas, suavizadas por el trencadís blanco de cerámica. Gaudí es el único genio que realmente produjo ese movimiento.
Me asombro en su estudio, en su taller, donde planificaba sin planos, sus obras. Cómo proyectaba sus maquetas estéreofuniculares,visionaba el alzado de la obra colgando del techo los arcos de cadenas con saquitos de perdigones (las catenarias), para verlo invertido en un espejo.
Las obras continúan basándose en las maquetas, dibujos y orientaciones que el arquitecto dejó.
Textura, materia, forma, luz, fuerza, realidad, movimiento en Gaudí, significa para unos lucha y triunfo, para otros, violencia mística y mágica. Pero por encima de todo muestra la fuerza de su alma.
Una alegría secreta e interior se me mueve al contemplar en el Templo de la Sagrada Familia, el grupo de los cuatro campanarios parabólicos de la fachada del Nacimiento, penetrando en un cielo al que atraen y aproximan. Se mezclan las imágenes con otras musicales de un movimiento "molto vivace" de la Sinfonía "Del Nuevo Mundo" de Dvorák (¿se inspiraría para componerla en la obra de Gaudí?).



3 comentarios:

Maypi dijo...

Como siempre, un placer informativo. Besos

Mariadolcas dijo...

Gracias Maypi por pasear el espacio de la modesta información. Es una simple y humilde reflexión, sentimiento, emoción ante las cosas que para mí son fascinantes.
También gracias por mirarme así desde esa ventanita.

Víctor Álvarez dijo...

El arte total y el dinamismo de lo estatico.
Me recuerdas al final el stabat mater al mencionar a Dvor�k .
Gracias por tu blogg loli.
Besinos.