miércoles, febrero 01, 2006

La belleza verdadera


Homenaje y admiración por esta singular mujer


Símbolo de refinamiento, elegancia y glamour.
Fue el ídolo de mis años adolescentes. Aportó un encanto especial, con sus enormes ojos, su dulzura, y a veces cierta ingenuidad. Su larga silueta, su estilo para llevar los modelos de Givenchy en Sabrina se inmortalizaron en la imagen de la modernidad.
Con aparente fragilidad, pero voluntad de hierro, se volcó en una gran labor humanitaria como embajadora de UNICEF, hasta que (todavía muy joven) murió en 1993.
Todavía reconozco que ilumina mi vida y confieso que siempre quise parecerme a ella.
Alguien dijo que si en el cielo hay ángeles, estoy convencido de que deben tener los ojos, las manos, el rostro y la voz de Audrey Hepburn

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